Hace un par de semanas, vino un bebé de 28 días de vida a la revisión del mes traído por su madre, la cual alimentaba al niño al pecho. Ella me comentó que cuando iba a colocárselo a la teta notaba unas punzadas “como de aguja” que atravesaban la areola-pezón, eran intensas pero sólo duraban uno o dos segundos como máximo y una vez transcurrido ese tiempo y cuando salía por fin la leche, dejaba de notar la molestia. Le comenté que eso era el reflejo de eyección (se encarga de conseguir que salga la leche de la mama) que en esos momentos era muy intenso y que ese dolor estaba producido por un chute de oxitocina (la hormona del amor) necesaria durante todo el tiempo que dure la lactancia. Le expliqué que esa sensación desconcertante va desapareciendo conforme se va autorregulando la fisiología de la lactancia materna. La hipófisis, estructura que hay en el cerebro que «suelta» la oxitocina al torrente sanguíneo y éste lo hace llegar a la mama cuando la mujer va a amamantar, acaba enviando con el tiempo solo la cantidad justa que necesita la mama para la lactancia y no de más, y a los 2 meses aproximadamente suele ceder esa sensación (a algunas mamás antes y algunas nunca lo notan). Lo curioso del caso, es que cuando las madres lactantes saben a qué se debe, lo relativizan, porque entienden lo que está sucediendo y que es transitorio y acabamos riéndonos diciendo que se debe a un “chute de amor”.
Espero que os haya sido útil.
Gracias por vuestra lectura.